La necesidad biológica de la mujer de convertirse en un Objeto Animal

¿Qué es una mujer? Según la RAE una mujer es una persona del sexo femenino dotada de órganos para ser fecundados.

Una mujer no es más que moneda de cambio, una cosa fungible que no tiene más valor que su capacidad para aportar vástagos sanos, sujetos a conservar y enriquecer un sistema social determinado. Así durante cientos de miles de años se convirtieron en el botín y en el tesoro más preciado para una tribu, y sigue siéndolo hoy en día.

Esta mentalidad no ha cambiado desde aquellas épocas en las que el macho dominante podía disponer de un harem de bellas mujeres, o de la posibilidad de cualquier macho sano integrado en la comunidad de acceder a sus respectivas hembras, en el ritual de cortejo el hombre debía de demostrar ante la comunidad el rango o posición social necesario para acceder a las mujeres de un cierto territorio o pueblo, esto es algo que ha seguido vigente hasta nuestros días.

La dignidad humana y las conquistas de derechos civiles por parte de las mujeres han otorgado a la mujer la posibilidad de vivir sus propias vidas sin estar sujetas a la protección paternal (obligada) de sus maridos o compañeros masculinos, ni siquiera del Estado (p.ej. Ley de Divorcio, Aborto, etc.). Esto ha supuesto un desbarajuste brutal aunque progresivo, antes inexistente, entre ambos sexos que se manifiesta de muchísimas formas y sentidos. De esas formas podríamos citar dos de tantas y tantas: 1º La Selección por parte de las hembras, y 2º La menor fertilidad de los varones.

La actitud de Princesita, de la que muchos de este canal parecen lamentarse y autoflagelarse, es un pequeño acto reflejo (yo diría de broma emocional) de la liberación civil de las féminas, pero una apariencia de ese calibre no tiene especial relevancia ante el propio acto del cortejo antes referido puesto que las conductas biológicas se presentan constantemente en nuestros actos, es decir, aunque una mujer pueda seleccionar (haciendo uso de su derecho adquirido) un hombre de entre cien o de mil, elegirá aquel que tenderá altamente en comparación con los demás a utilizar a la mujer como mero instrumento de apareamento y/o producción de descendencia. La mujer utiliza en esencia este comportamiento para atraer aquellos hombres dispuestos a proporcionarle seguridad y protección a cambio de placer y reproducción sexual.

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