Fantasmas de mi melancolía



Después de tanto tiempo vuelvo a entrometerme con vosotros por medio de este Blog. Perdón si debo pedirlo por mi retraso voluntario.

La vida ha de tener un sentido lineal y lógico, sea cual sea éste debemos mirar hacia él y dirigir nuestros pensamientos sobre propósitos. El nihilismo que predico empieza a tener más fuerza en cada palabra escrita, antiguos fantasmas empiezan a despertarse. También he de despertar de mi letargo querido y también impuesto por mi ignorancia. Esta vida no es normal por mucho que las circunstancias y otros seres se empeñen en decir lo contrario. Somos luz y tinieblas, y somos nada a la vez.

El sentido de las cosas es esencial. Sin sentido ni siquiera el nihilismo tiene explicación. Estos meses me he convertido en un animal sin alma, en un árbol que espera que los acontecimientos se precipiten sobre sus extremidades. Aquélla no es vida para mí, sin imaginación ni creatividad, ésa es la vida para el vulgo que pretenden. Somos más que aire y somos nada a la vez.

La mentira de la vida cotidiana me ha tocado, y no he sabido reaccionar. Este es el camino que he tomar para evitar que mi alma caiga -como las demás- en el mismo agujero que todo lo convierte en mediocridad. Leo de nuevo vuestros mensajes, espero que este también pueda haceros entender cómo me siento. Gracias por aquellos comentarios que con sentido crítico habéis dejado por aquí. Quizás este Blog desaparezca, pero quedarán guardadas estas palabras en vuestras mentes y recuerdos, al menos.

Recordad también otra cosa amigos míos: no existimos y no existís. Entrad en este juego que os propongo aquí y ahora y entenderéis hasta dónde alcanzan las redes de la realidad. El futuro ya está escrito en todo lo que se ve y lo que se supone.

El engaño que se trasmite ha de ser erradicado de las mentes de los débiles, y así será el hombre libre que se enfrente a sus miedos. No encontraréis este hombre en la sociedad actual, el engaño de los que se manifiestan es un atraso, no dejéis influir por ellos que no obedecen su destino. Yo estoy aquí por vosotros. Han pasado más de dos años desde mi última intervención y parece que he cambiado mucho desde entonces, pero no es así, en mi corazón se halla todavía, casi oculta, la fuerza de mis ideas. Este tiempo de calma ha sido una pérdida que deberé recuperar.